Planetas en Barcelona

El mundo editorial está que trina. Los 601.000 de Planeta han sido este año un triste recordatorio para los profesionales del sector: Damocles cuyas espadas se presentan bajo forma de ERE, cierre de cabeceras, reducción de ingresos publicitarios y quiebras financieras. La deserción de las grandes empresas TIC del SIMO es un síntoma para los marquetinianos. No hay dinero para eventos, y por mucho que diga el Col.legi de Publicistas el branding tendrá que esperar tiempos más propicios.

No fueron ayer los literarios los únicos planetas que rondaron la noche barcelonesa. El Auditori parece acertar en su estrategia de abrirse a nuevos públicos. El homenaje a la ya mítica banda Los Planetas a cargo de un cartel heterodoxo y de calidad fue todo un éxito . El público más que a un auditorio, parecía ir de fiesta al Razzmatazz. Incluso alguno acabó allí la noche.

Debo destacar, por un remoto lazo de amistad, la actuación de los Manos de Topo. A ver si mi amiga Marta Libertad se digna de una vez y me regala un CD.

DE LAS BOLSAS Y OTROS DEMONIOS

Siento utilizar este manido título para ilustrar algo tan intangible como las bolsas. Intangibilidad que no lo es tanto cuando los vaivenes de un puñado de brokers ultra millonarios y mega estresados afectan a la vida cotidiana de los curritos. El paro crece y crece, y mientras los directivo de AIG brindan con Krug mientras varios fisioterapeutas masajean sus músculos de yuppie. A la salud del contribuyente, por cierto.

Y de estas bolsas a otras. Esas que salen debajo del párpado cuando no duermes, y que los empleados de muchas empresas empiezan a notar.

Se acerca Agosto, Barcelona se vacía. La gata no pisa el sol, y se esconde debajo del abeto. Ayer, durante el tiempo de la siesta, se secó el vestido para la fiesta de la noche. Como cada verano (ahora aprovecharé para hacer lo que no puedo durante el año, etc, etc,) se me pasan los días y llegaré a septiembre con tareas acumuladas. 

Los guiris se han adueñado del barrio. Definitivamente. Hacen cola estoicamente para coger el Bus Turístic, vaso Starbucks de color indefinido en mano. Se abrazan a las palmeras del parque y se fotografían como si entre sus manos tuvieran una piña gigante. Siguen comiendo las dudosas paellas (por decir algo) Paellador, llevando uniforme (beige y blanco los mayores, vestidos y camisas de flores los jóvenes, gorras todos) y hablando con los pakis de las tiendas de souvenirs en una ristra de idiomas. Son muchos, y ahora también van en bicicleta y en una suerte de triciclo motorizado ofertado por el excelentísimo ayuntamiento. 

Yo sigo con mis granizados de la Jijonenca, el vermut de la Bodega y los croissants del Turró, oasis todos en medio del turista universal. 

IKEA

Ikea. Considerado un paraíso por unos, y el mismísimo infierno por otros. Una vez dentro, sólo los muy inciados pueden acceder rápido al objeto deseado y salen sin la necesidad de pasar por el resto de secciones, y sin aumentar el grueso de su factura.
Lo más curioso: algunas familias tienen a este gigante almacén por un centro lúdico con todo lo necesario. Vamos por un bambú, aparcamos al niño, a la abuela y al perro, y de paso, comemos por cuatro chavos.
Lo peor: el chinriguito en cuestión nos hace creer que tenemos más poder adquisitivo que el que en realidad tenemos. No por comprar un tiesto a cuatro euros eres rico.

Los lunes (y martes, y miércoles, y jueves...) al sol

Es lo que tiene julio. Es un buen mes para el dolce far niente, pésimo para buscar trabajo. Queda la opción Montaigne, el blog, los diarios digitales, la natación y el e-mule. Es el momento de ir también al mercado, comprar al día productos frescos y conversar largo y tendido con la senyora Maria, que tiene casi una tesis escrita sobre el clima, la sequía, el Barça y la crisis. Mi gata me persigue por todos los rincones de la casa, y en el gimnasio me conocen ya hasta los socorristas de la piscina.



El sondeo entre los empleados del Inem indican que la crisis no es tan grave cómo dicen los periodistas y la oposición, que hay una excesiva histeria colectiva, y que el problema es la mentalidad del a todo trapo. Puede que haya llegado la hora de aplicar la máxima del menos es más en algo que no sean las minifaldas y los platos de El Bulli.



Seguiremos informando.

BIENVENIDOS

Hola a todos, bien venidos....