martes, 7 de septiembre de 2021

Retina de cambios y rosas rojas

Cierra la cortina. Que no entre luz. Hoy, la luz molesta y es que la retina anda sensible. Toca darle solaz, un poco de solaz sí se merece. 

Dice, la retina, que ha visto mucho este luminoso verano y que necesita descansar. Yo la escucho y le hago caso pues ella es quien me permite ver lo bello que hay en este mundo. 


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Cambios

Ando en época de cambios y encima estamos en la melancolía de final de verano. Me repliego en virgo con la promesa de volver a los ruedos en unos días. Con los años he aprendido a apreciar la rutina, los horarios regulares y el apego a todas aquellas costumbres que me hacen bien y me evitan el coñazo de decidir todo sobre la marcha. 


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Mi primer ramo de rosas rojas

me lo ha traído un lobo de hermoso pelaje plateado que a veces se disfraza de humano lustroso y bello. Ésta apariencia, digo, es una de las muchas que él adopta, pues él es un ser fantástico y puede mostrarse tal y como él quiera. 

Hoy ha llegado hasta mí en forma de jarrón blanco de cerámica de formas amables y orgánicas para ser el receptáculo de unas flores rojas, de unas rosas que sólo pueden nacer cuando la sangre de un dragón hace boom y deja caer una gota densa y nutritiva en el suelo de una pineda mediterránea.

Y, desde el jarrón, el lobo observa y sabe. Lo sabe. 



jueves, 12 de agosto de 2021

¿Me permites?

 Holi. He vuelto. Dos años después y una pandemia mediante y aquí sigues, blog querido, soportando a una dueña inconstante y aguantando como un jabato el paso del tiempo. 

Te aviso: vengo a darte un poco el coñazo. A ver cuánto dura que tengo mucha tela que cortar. 


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Momento musical

Primer concierto de mi vida. Y aún me acuerdo de este tema. 




viernes, 27 de diciembre de 2019

Sobre la depresión

Esta mañana madrugo y mi primera lectura cae en este artículo sobre el suicidio de Jaime Sánchez-Rubio. Lo leo con atención porque sólo una persona que ha sufrido una depresión y ha visto en la posibilidad de suicidarse el único refugio reconfortante y luminoso ante una oscuridad y un dolor atroz puede explicar tan bien como Jaime cómo opera este proceso.

Resalto aquí lo que considero más relevante del artículo.

"En El demonio de la depresión, de Andrew Solomon, hay un capítulo dedicado al suicidio en el que aparece una cita de Nietzsche: afirmaba que la idea del suicidio mantiene vivas a las personas deprimidas en sus peores momentos.

Esto, que puede parecer paradójico, es totalmente cierto. La idea del suicidio es un alivio. Saber que siempre queda esa posibilidad como último recurso ayuda a aguantar. Pensar que si se deja pasar este minuto, esta hora o este día siempre se podrá hacerlo más tarde es algo que da fuerzas para atravesar este minuto, hora o día."

Saber que puedes dejar de existir cuando quieras es un bálsamo cuando estás deprimido, quizás lo único seguro y cierto para una voluntad que ya no tiene referencias y ha olvidado cómo manejarse.

Porque cuando estás deprimido, primero, quieres hacer una vida normal y te cuesta. Simplemente, no puedes, te paralizas, incluso salir de la cama para ir a por un simple vaso de agua requiere de un esfuerzo titánico. Lloras mucho y te desesperas. Y luego, dejas de llorar, de desesperarte, de querer hacer una vida normal porque eso son cosas que hacen las personas normales pero no tú.

Tú ya te has olvidado de ser una persona normal, de las que se levantan con energía y van a trabajar. De las que quedan con sus amigos o su familia y son capaces de contestar el teléfono cuando les llaman. De las que salen de casa a comprar el pan o a dar un paseo. Tú no. Tú no quieres ni ducharte, ni comer, ni beber pero te obligas porque esto es la única chispa de autoestima que te queda.

Tampoco quieres estar despierto y prefieres dormir porque cuando duermes ya no sufres pero el insomnio es muy cabrón y te despiertas a pesar de los somníferos. A un punto dejan de hacerte efecto. No estás cansando pero no tienes energía y la poca que te queda se concentra en mantenerte tan alerta y tan ansioso que eres incapaz de encontrar un momento de calma.

Cuando estás deprimido nadie parece comprenderte. No es posible explicar qué significa vivir en la nada, suspendido fuera del tiempo y del espacio, ahí donde esperas estar a salvo del sufrimiento. Estar deprimido es estar anestesiado hasta la incapacidad. Es escoger el no sentir, el no vivir, el no estar antes de padecer el dolor y el abandono.

Cuando estás deprimido, en realidad, concentras una gran fortaleza dentro de ti que, en lugar de dotarte de energía y vitalidad, te las quita. Como un agujero negro tan sumamente potente que absorbe todo lo que hay alrededor.

Y llega un día en el que algo destella. Puede ser un recuerdo de lo bien que lo pasabas dando un largo paseo por la ciudad o bailando una canción que te gustaba. Puede ser, también, la añoranza de recuperar a la persona risueña y alegre que una vez fuiste y que te pide ayuda desde el agujero negro en el que se ha metido.

Y este destello es el que, poco a poco, se abre paso entre las tinieblas. Hay que ser muy fuerte para abandonar el confortable campo gravitatorio de la nada y seguir a este destello. Por eso, los que hemos sobrevivido a una depresión somos seres especiales, súper humanos supervivientes que aprecian de verdad la vida y están dispuestos a lucharla y protegerla sea como sea.


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Seguidlo
Por cierto, podéis seguir a Jaime en Twitter en @gordocontrapo


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Momento musical, un clásico canto a la vida. Ain't Got No, I Got Life de Nina Simone







martes, 24 de diciembre de 2019

Joyeux Noël!

Hay que sobrevivir como sea a las Navidades que llegan con puntualidad británica en el reloj del baño como de año en año. Este año me he liado la manta a la cabeza y he convertido mi morada en el centro de reuniones familiares. Creo que varios días de mentalización intensa y alcoholismo moderado me ayudarán a superar el trago.

Veremos.


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Reales felicitaciones
Mientras, me entretengo con un repaso de las felicitaciones navideñas de las augustas familias reales europeas. Selecciono las tres mejores + un bonus track espectacular. 

1. God Save the Queen! 





No tiene rival. La Reina Isabel II con más solera domina como nadie el lenguaje de los christmas reales. Hay abeto con bolitas, guirnaldas y luces. Hay muérdago colgado de la chimenea. Hay dorados, verdes y rojos everywhere. Hay perlas y hay cardado. Y ella, mirando intensamente a su pueblo acompañada por una ristra de fotos de la familia con encuadres random y marcos de evidente gusto kitsch. Le damos el primer premio de este año. Ganadora absoluta. 



2. Familia Real Holandesa




A no ser por una remotísima conexión de la Reina con sus antepasados españoles, el porqué de los vestidos de flamenca rociera no está claro. Y, ni siquiera, porque el primer apellido de Máxima es totalmente vasco y el segundo italiano. ¿Nos la estará intentando jugar de nuevo la Casa de Orange-Nassau? 



3. Familia Real Española de España





Al más puro estilo garbancero pero con un toque pelayista. Costumbrismo pijo, todo. Pompa, cero. Se nota la mano de la Reina en las Burberry pero los geranios revenidos y la balaustrada de yaya no se pueden perdonar. 


- Bonus track: Carlos y Camilia 






La fotografía con la que los Príncipes de Gales han enviado su tradicional mensaje de paz y amor es una puta maravilla. Nótese que viajan por Cuba en un MG histórico, revindicando ahí el poderío británico en los mares antillanos. Sin complejos a pesar de las pegatinas de la ITV de la luna delantera. Van vestidos con el tono beige y las lupas que todo turista inglés luce cuando viaja al trópico, como si fuera a descubrirlo de nuevo. Y, además, no sabemos bien quién conduce este autómovil. ¿Carlos o Camila? ¿Acaso no es una metáfora cojonuda de esta pareja? 


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Momento musical, Honey White de Morphine porque me apetece y ya. 






sábado, 21 de diciembre de 2019

Hambre, lo que tú quieras

Ayer estuve en Malasaña. La idea era irme de compras chulas para regalar a mis queridos en Navidad y ni el mal tiempo, ni el no tener paraguas, ni la huelga de Renfe fueron obstáculos en mi determinación. Hasta que, claro, llegué a Tribunal, me metí en el primer bar que encontré para resguardarme de la lluvia, quedé y después de la primera vino la segunda en otro. Y luego la tercera en otro y luego la cuarta en el Pepe Botella, que era el garito que en realidad buscaba.

Me dieron las once y pico, salí corriendo al metro y luego al tren. Sin cenar. Y con las cuatro cervecitas de marras dando vueltas en la tripa. Tarde para ir a comprar comida.  Y con un hambre de paquidermo.

Marta: Bueno, pues igual me voy a la cama sin cenar. O me hago una tortilla.
Hambre: Ni de coña. Te comes una hamburguesa con patatas.
Marta: Pero no tengo ni hamburguesa ni patatas.
Hambre: Vale, ¿y esas morcillas que compraste el otro día?
Marta: ¿Así, sin pan? No sería mejor una tortilla y ya.
Hambre: Abre el armarito. ¿No ves ahí unos picos sin abrir? Pues ya tienes tu pan.
Marta: Vale. Pongo las morcillas al fuego.
Hambre: No tendrás también algo de queso por ahí, por casualidad.
Marta: Esto... sí, pero es mucho y es tarde ya para comer tanto.
Hambre: ¡Que me des el queso ya!
Marta: Ok, pues pongo más picos.
Hambre: Venga, a comer.

Me comí el queso, las dos morcillas, un número indeterminado de picos.

Marta: Qué bien. Qué saciada.
Hambre: ¡No! Ahora quiero algo más dulcito. Ponme una leche calentita con Colacao.
Marta: Pero, ¿no tienes suficiente?
Hambre: Mucho Colacao he dicho.
Marta: Ok, pero calla ya.

Y me tomé también la taza de leche con Colacao caliente para luego irme a dormir. Sin regalos, piripi y con un extraño combinado de alimentos en el estómago.


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Momento musical, Boys In The Band, de NKOTB, que salió este año y me hizo reír mucho porque es una genialidad viejuna muy genial.








jueves, 12 de diciembre de 2019

Neu

He estado en la nieve. Después de siete año sin calzarme la tabla he superado la rentrée con honor y gloria. Eso sí, de recuerdo me llevo una uña morada y varios cardenales en las rodillas y el culete. Y un montón de comidas ricas, vinos deliciosos y momentos de risas.

Tornarem!

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Horror
Asistir a un meeting virtual con 30 convocados, en el AVE, de camino a Barcelona y con una francesa que se atranca de ponente es un horror mayúsculo que no está pagado con dinero. Casi tanto como los pedetes que se tiran los viajeros del tren sin el más mínimo pudor por gasear a los vecinos de viaje. Puaj, puaj, puaj.

Muerte a la clase turista.

Muerte a los meetings virtuales.

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Momento musical, Todo tiende de Ojos de Brujo con la gran Martirio, en un homenaje a los veranos en la terraza del Mirinda, allá en el Raval de los dosmiles.








domingo, 1 de diciembre de 2019

Bien está

Se supone que los fines de semana son para dormir, descansar y bla bla bla patrañoso. Porque, en realidad, los fines de semana pasan a su bola, sin importarles demasiado si una quería dormir, descansar, ponerse una mascarilla o ver una peli. 

Este, en concreto, empezó con antibióticos, siguió con un lío en el corazón, trabajo y una pasada balsámica por la piscina. Deshize planes y rehice otros en el último momento, envié cartas que fueron respondidas y dormí como unas cinco horas por día. Tuve arrullos y tomé unos vinos muy ricos en el Origen de Majadahonda. Hice yoga, fui a la peluquería, volví a trabajar y me metí en un placentero desorden. 

Así, oyes, ni tan mal. Que las pocas horas de sueño tengan este final lo compro cuando sea. 

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Momento musical, Weapon of Choice de Fatboy Slim porque me la recomendaron con cariño, me divierte el videoclip y me da ganas de bailar.